Friday, April 14, 2006

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La Martina entra al cuarto. Es de mañana. La habitación en la que me hospedo es amplia y da al jardín el césped está recién cortado. Siempre me he entendido con los niños, siempre me han seguido, nunca me ha sido difícil relacionarme con ellos. Me sonríen, me adoptan como compañero de juegos, hablan conmigo. Con el tiempo ha dejado de sorprenderme. La Martina tienen cuatro años, me habla de su Tata y me pregunta por el mío. Le digo que está en México, pero no le digo que está muerto. Tiene el cabello largo hasta la cintura, va vestida con una playera color rojo y una falda de mezclilla. Yo estoy desnudo bajo las sábanas. «¿Qué es esto?», pregunta. «Esto es una libreta, Martina». «¿Qué es esto?». «Esto es un libro», respondo. «¿Qué es esto?», insiste. «Esta es mi nariz, Martina». Me mira fijamente a los ojos, toca mi nariz sólo para volver a preguntarme. La respuesta es la misma. La voz de su madre se afana en las pequeñas labores de la casa, canta con entusiasmo. Hace mucho calor, es verano en Santiago. «¿Qué es esto?». La Martina tiene ahora la mano en la entrepierna, se acaricia. Titubeo. «No sé», le respondo con una sonrisa. No deja de mirarme, acerca su rostro al mío mientras repite la pregunta. No respondo. Nos quedamos en silencio, pero su cuerpo canturrea como un ave herida. Sólo a ratos vuelve a insistir en la pregunta. Sonrío, la Martina también lo hace. Su risa se une a la voz de su madre que canta y repite hasta el cansancio un estribillo. «¿Qué es esto?», me pregunto. 






Fotografía: Niña muerta, Pernas (Asturias, 1915)

2 comments:

Anonymous said...

PARECE QUE QUE TIENES PENSAMIENTOS Y TARAS DE PEDOFILO

ddmmaa said...

Niñita dulce: apuntar que los niños, incluso los más pequeños, ejercen cierta sexualidad y hacen uso de los placeres del cuerpo (de su cuerpo), es algo que, por lo menos para mí, no tiene relación alguna con la violencia que supone el abuso sexual ejercido sobre un menor. En el texto quien ejerce la seducción ha sido la Martina, no el narrador. Etcétera.

Ahora bien, no sé si lo de "pensamientos y taras de pedófilo" me lo has dicho como un reclamo o como un posible halago.